lunes, 31 de octubre de 2011

¡No al alguacil normativo!


Fernando Schweitzer, Buenos Aires - Actor No-TELEFEsino, Director Teatral, Cantante, Escritor y Periodista


¿Porqué hablamos del pasado? Quizás para sentirnos más vivos, para que no nos sintámonos muertos. Es como cuando nos besamos a alguien en una fiesta, la cual sabemos que no nos gusta, solamente para aumentar nuestra auto estima. Claro, el resultado posterior es el inverso. Las ideas son como gaviotas, vuelan y vuelan, pero siempre están en el mismo lugar.


Hemos pasado por uno de los partidos más emocionantes de los últimos años, décadas... Así me sentí al mirar la conmemoración de sus fanáticos por la robusta victoria en las elecciones presidenciales por la televisión. Realmente el clima fue de fin de campeonato en el búnker del Frente para La Victoria, en el Hotel Intercontinental del centro porteño, pos la divulgación de los primeros resultados oficiales que dieron la victoria a la señora K.


Nos damos cuenta de que vivimos en un momento inflacionario cuando la gente se va al supermercado no para hacer compras, pero a penas para verificar si hay promociones. "Sueño el sur... Inmensa luna, cielo al revés". En esa amplitud sistemática y insana del capitalismo selvaje, adónde los que menos tienen son los que pagan las crisis, latino-américa se beneficia de los pobres europeos que aquí vienen gastar sus miseros euros, puéis a ellos no queda otra cuando el kilo de tapa de asado les sale 10 euros(cerca de 60 pesos argentinos).

Me encanta escribir sobre las cosas después que se han pasado, después de que todos teóricamente sobre algo ya hablaron. Me encanta subvertir el orden de los pronombres contra los verbos, o de veras, en su favor.  En mi caso, por casualidad, justo esa vez no fue proposicional y sí por qué tuve un raro momento en que estuve con trabajo, en el sentido remunerado. Yo no tengo la visión hipócrita capitalista del trabajo y la cristiana mucho menos, siempre voté en la izquierda, soy acusado por amigos de ácido, crudo, cruel y radical por ser demasiadamente sincero. Así es. Hay cosas que mudan con el tiempo y hay tiempos que mudan las cosas.

La irracionalidad futbolistica invadió la política. Adonde no importa quien gane todos pierden, visto que tal cual a la política del Pan y Circo de la Roma antigua, el fútbol en su uso actual, nada más es que el opio del pueblo. El arma más eficaz y económica de abstracción y anestesia de la gente. El bipolarismo de la política de hoy en la Argentina hace como que no se discutan proyectos, tampoco que rumbos de cambios estructurales necesitamos para lograr un ascenso social, cultural y educacional de una mayor parcela de la población. 

En verdad no veo diferencia a no ser en el destino del contra-check, entre las políticas Macristas y Kirshneristas. Ambas son de derecha y no de derechos, ambas son exclusivas, ambas vienen en beneficio de sus afiches políticos y no de la población en general, y mucho menos a priori benefician a las mazas en su amplitud. Eso es todo una chingada.

Un cambio en el pensamiento es lo necesario. Digo, una mudanza radical en la filosofía socio-cultural. No basta cambiar la marca del medicamento, si hay que transmutarse a otro principio activo. No me interesa a quien será destinado el sueldo de presidente o presidenta y sí que los objetivos del mandatario sean una verdadera inclusión social, un cambio brusco en el sentido de la inserción de la juventud en el ámbito laboral y  no obstante a un re-creacionismo del sentido de lo que sea el patrimonio histórico, sociológico y estructural practico en la vida de las personas en la totalidad amplia y abastadora en todas las castas sociales.

Soy chulo, vulgar, corroncho, y quizás alborotado. Morbudo, cargoso, rañoso, un guay más adentro del huracán de piquetes anti socio normativo, ojalá nada chido. Tengo cara de tromposo y ojos de atorrante, pero jamás pelotudo. A la neta hoy si quisiéramos hacer los saqueos a los supermercados, como en los inicios de la década de 2000 sería casi imposible. Hoy por la mañana entre en un súper de una gran red argentina y mitad de las estanterías estaban vacías, en la carnicería no había vacío, ni una tira de asado. ¿Cómo puede faltar carne en un almacén en el país que es en segundo mayor exportador de carne del mundo? ¿Sufrimos desabastecimiento o qué? ¿Nos conformamos a vivir en crisis?