viernes, 19 de agosto de 2011

"Arrancamo", ¡los cabellos!

Fernando Schweitzer, Buenos Aires - Actor No-TELEFEsino, Director Teatral, Cantante, Escritor y Periodista




Mi día arrancó así...


Son diez de la madrugada, una ventada verte luz, la puerta también. Mágicamente se abrieron, voces estridentes perforaban mis tímpanos, una música estilo psytrance traía me angustia a mi amago de forma contundente y vil, pesé que soñaba. Infelizmente no, era justamente el inverso.

Vivir en una residencia estudiantil tiene sus beneficios, sin embargo sus bodrios son múltiplos, rotundos, repetidos y contantes. A nadie le gusta ser despierto agresivamente, eso es una verdad universal.

Muchos en la vida quieren transformar su vida en un sueño, o sus sueños en algo factible y palpable, concreto. En mi caso, pasó justamente el reverso proceso. La “realidosa” pesadilla, que reviví en esta mañana me hace pensar que mi vida en un LP, rallado.

Mi proyecto para el día era: Despertar a las 13h, visto que me acosté a las 5h. Sí tengo una vida nocturna, no me culpo ni tampoco me disminuyo por tal hazaña. La vivo, así, tal cual me encanta. Huir de los rayos solares, del exceso de sonidos molestos, de gente que me aburrir por seguir a respirar, por insistir en mantenerse vivo con sus vidas molestas y molestantes a cualquiera que esté a su alrededor.

Completo un mes en este lugar y tengo índices interesantes a constatar. Son cerca de 40 estudiantes, aproximadamente 12 nacionalidades, 3 pisos, 2 cocinas, 1 comedor, 1 tele y 1 parrilla. Son cerca de 17 estudiantes que yo quiero que mueran, 8 que se tuviera una oportunidad seguramente los podría matar, 3 yo crearía la oportunidad para realizar-lo...

Nadie merece ser despierto sin motivos racionales, mucho menos escuchando música electrónica mala, imbéciles gritando y discutiendo pavadas... Gracias a un pelotudo campesino que todos los días a las 10 de la madrugada, no sé si por extrañar su pueblo o que rayos sea, abre a ventana para ventilar el ambiente, luego abre la puerta para saludar sus vecinos de frente, mientras se arma un quilombo bárbaro en toda la residencia, puéis creo que la civilidad no alcanzó a estos deshechos de la vida que no tienen el mínimo censo de lo que es una convivencia común en un espacio compartido entre seres humanos.

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